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miércoles, 12 de diciembre de 2012

¿Tenemos derecho a la Ciencia?

Fue el microbiólogo Louis Pasteur el que afirmó que “no existía la ciencia aplicada, sino aplicaciones de la ciencia”. Es llamativo que ya en pleno siglo XIX comenzara este debate tan intenso que continúa a día de hoy, ya que cuando escuchamos la palabra “investigación”, a menudo viene acompañado de lapidarias frases como que “ha de ser excelente, competitiva e innovadora”. Y por supuesto, “buena, bonita y barata”.

Nuestra Carta Magna, que cumplió hace unos días 34 años, impone al Estado el deber de promover la investigación científica y técnica (art. 44.2), con el objetivo de beneficiar al interés general. La Constitución (CE) enuncia como derecho fundamental la participación de España en la ciencia, respetando de forma simultánea el también fundamental derecho a la libre investigación científica (art. 20.1). Como bien expone el Catedrático de Derecho Administrativo José María Rodríguez de Santiago, el hecho de que la defensa de la ciencia se haga desde estos dos artículos de la CE es de una importancia capital. El que se obligue a la Administración pública a promover la ciencia, pero respetando sus propias reglas de juego, incompatibiliza que nuestra investigación tenga que dirigirse hacia objetivos materiales, sino que debe seguir las propias normas que exigen la racionalidad y el método científico. En otras palabras, la ciencia no debe perseguir ser innovadora y excelente, ni debe potenciar per se el desarrollo económico: la ciencia ha de ser, simplemente, ciencia.

lunes, 8 de octubre de 2012

Abierta la inscripción para Biocápsulas 2012 de Biocat

Por cuarto año consecutivo, Biocat, el clúster catalán de apoyo a la innovación en biotecnología y biomedicina, organiza el programa de formación "Biocápsulas 2012".

Este proyecto, sin duda imprescindible para cualquier persona interesada en aprender un poco más sobre gestión de empresas del área de la biotecnología y de las tecnologías médicas, cuenta con un tope máximo de participantes de 20 personas, para así aprovechar la formación al máximo. Se combinarán casos teóricos y prácticos, para conseguir un aprendizaje dinámico y efectivo.

El programa de Biocápsulas 2012 es el siguiente, con los objetivos de cada minijornada:

- To learn new ways to valuate start-ups in order to be more competitive: Biocapsule Start-up Valuation in international environment — 5 de noviembre de 2012

- Draft a communication plan to valuate the company and product, as well as adapting it to each stakeholder: Biocapsule Strategic communication21 de noviembre 2012

- Review and implement industrial property strategy: Biocapsule Strategic management of intellectual property28 de noviembre 2012

- Draw up a project, taking into consideration the risks and decision points: Biocapsules Project management with highly qualified teams30 de noviembre 2012

- Select marketable projects to which efforts should be devoted: Biocapsules Business development12 de diciembre de 2012

El programa de formación completo tiene un coste de 1350 € por participante, y como alumnos podrán asistir emprendedores, jefes de área o de compañías consolidadas, personal junior que busque una mejora en su conocimiento y destreza profesional, y cualquier persona interesada en el sector biotecnológico.


Aquí podréis ver un tríptico informativo sobre el programa Biocápsulas de este año.

martes, 2 de octubre de 2012

Divulgar la Ciencia desde la "caja tonta"

A menudo solemos quejarnos de la pobre programación televisiva que nos rodea. Nadie los sigue, ojo, pero sin embargo, "Sálvame", "Mujeres, hombres y viceversa" o "Gran Hermano" siguen contando con altísimas cuotas de audiencia y share. De forma simultánea, el conocimiento general sobre ciencia es más bien pobre en nuestro país. Como resultado, contamos con una baja cultura científica. Según un reciente estudio de la Fundación BBVA, a pesar de que los españoles contamos con un interés medio-alto por las noticias científicas, casi la mitad de nuestros conciudadanos no sabría nombrar a ningún investigador español.

Contamos con Leo Messi y Cristiano Ronaldo en el fútbol, con Rafa Nadal en el tenis, con Gasol y Navarro en las canchas de baloncesto, o con Mireia Belmonte en la piscina. Somos campeones en lo deportivo, pero nos estamos quedando atrás (¿o siempre lo estuvimos?) cuando el juego se traslada a la poyata del laboratorio. Además, los recortes en materia científica no ayudan a que nuestra I+D despegue, como bien analizaban desde Materia.

Figura 1 - Ramón y Cajal, Premio Nobel, ese gran desconocido. Fuente.

Por eso son tan importantes las iniciativas de divulgación científica, dirigidas a cualquier capa de la sociedad y en cualquier ámbito científico. Más aún si conseguimos vender la ciencia como algo interesante, y sobre todo, imprescindible en nuestras vidas. Sin investigación no podríamos leer este blog, ni atender el teléfono móvil, ni recibir tratamientos cuando enfermamos. Necesitamos a más científicos enseñándonos qué hacen, y menos divulgación de las pseudociencias.

Para entender cómo se divulga la ciencia desde nuestra particular caja tonta, la Sociedad Catalana de Historia de la Ciencia y la Técnica, junto con el Centro de Historia de la Ciencia de la UAB, la Institució Milá i Fontanals y el Instituto Menorquín de Estudios, han organizado la séptima Escuela de Historia de la Ciencia y la Divulgación, focalizada en el papel de la divulgación científica desde el televisor. Se celebrará en Mahón (Menorca) del 16 al 18 de mayo de 2013.

Tal y como nos informaban en la lista de correo de la Asociación Catalana de Comunicación Científica, el programa se centrará en tres áreas principales:


  1. "From news to fiction: television formats representing science, medicine and technology".
Speakers:
- Josep M. Comelles (Universitat Rovira i Virgili, Tarragona, Spain)
- David Dugan (Windfallfilms, London, UK)

   2. "Science documentaries: history and evolution of a genere".
Speakers:
- Tim Boon (Science Museum, London, UK)
- Joan Übeda (Mediapro, Barcelona, Spain)

   3. "Science as accessible home entertainment: television commercial approaches and their impact on contemporary societies".
Speakers:
- Suzanne de Cheveigné (Centre Norbert Elias, l’École des Hautes Études en Sciences Sociales, Université de la Mediterranée, Marseille, France)
- Ana Montserrat (Televisión Española, Barcelona, Spain)

Una buena oportunidad para conocer nuestra historia científica y divulgadora desde los medios de comunicación. ¿Nos acercaremos más al televisor para aprender sobre nuestra investigación?

domingo, 30 de septiembre de 2012

Las alianzas estratégicas de la Biotecnología (o cómo tener inversión)

La Asociación Europea de Biotecnología farmacéutica (E-APB), perteneciente a la Federación Europea de Biotecnología (EFB), organiza para mediados de octubre un congreso sobre desarrollo de negocio, en un tema realmente atractivo: las alianzas estratégicas que consolidan casos de éxito en el sector biotecnológico y farmacéutico.

Hablar de alianzas es tratar de unir, y si nos adentramos en la estrategia, entendemos esta como el posicionamiento. Unirse para hacerse más fuertes. Este es el objetivo del desarrollo de este Congreso, pero también de los intentos de la industria biotecnológica para crecer. 

Cuando se habla de biotecnología, entendiendo esta dentro de la revolución moderna, y no de las clásicas fermentaciones, se suele poner el ejemplo a menudo de Genentech, empresa creada por uno de los bioquímicos que impulsó la tecnología del ADN recombinante y un empresario con visión de futuro. El ejemplo de esta compañía norteamericana se basó en utilizar la protección conferida por tres patentes sobre la tecnología del ADN recombinante para hacer negocio en Estados Unidos. En Europa, sin embargo, este desarrollo no fue tan espectacular, al no poderse proteger por propiedad industrial la novedosa técnica. Esto fue debido al no reconocimiento de un "período de gracia" entre la publicación científica y la patente que se hace en nuestro continente. Genentech se aupó como pionera en el mercado gracias a la producción de la insulina recombinante, desarrollada para la farmacéutica Eli Lilly. 

Otro de los ejemplos clásicos cuando se habla de empresas biotecnológicas de éxito se centra en el desarrollo de otra norteamericana, Amgen, considerada la firma independiente más importante en la actualidad. A partir de una patente de la Universidad de Columbia sobre la producción de eritropoietina, que fue licenciada a Amgen, la compañía desarrolló EPOGEN, otro de los grandes clásicos del sector biotecnológico.

Sin embargo, si buscamos entre los informes sobre el sector biotecnológico a escala internacional y nacional, no encontramos muchos más ejemplos de éxito en esta industria. ¿Hemos vendido humo? ¿Es la biotecnología un fracaso, aupada en tres o cuatro casos importantes, que han maquillado los resultados del resto? Mi respuesta es negativa. Creo que la biotecnología no podría ser entendida sin la unión para ser más fuerte, sin las alianzas estratégicas. La propia definición de "producción de bienes y servicios" que abarca tanto (y ya se sabe que quien mucho abarca...), puede darnos una idea de por dónde van los tiros.

El modelo de negocio de las compañías biotecnológicas es complejo. Trataremos aquí, por su peso económico, aquel que resume la biotecnología aplicada a la salud, por su estrecha relación también con el sector farmacéutico. Siguiendo las ideas planteadas por Bonachera Sierra, CEO y Co-fundador de AB-Biotics, la financiación de las empresas en biotecnología roja se fundamenta en varias opciones:

  1. Buscar un modelo basado en la financiación completa de tu compañía, para que realice toda la I+D, fase preclínica y clínica del producto a desarrollar y posteriormente pueda comercializarlo, rentabilizando toda la inversión. Amgen, por ejemplo, al nacer en la década de los ochenta, donde no existía una sinergia tan importante del sector biotecnológico y farmacéutico, nació y creció con esta vía.
  2. En modelos que utilizan la plena colaboración entre ambas industrias, nos encontramos con pequeñas empresas biotecnológicas que realizan I+D sobre el producto innovador, para a continuación certificar lo que se conoce como "prueba de concepto", es decir, que el biofármaco podría funcionar, pasando las pruebas preclínicas. El riesgo sigue existiendo, es obvio, hasta que no se supera la fase III, un producto siempre puede volver hacia atrás o caerse del pipeline de las compañías, porque no funcione, porque no resulte seguro, o porque no sea rentable en comparación con otras alternativas del mercado.
  3. Las empresas pueden desarrollar también sus productos y licenciarlos sólo en mercados estratégicos. Esta es la vía seguida por estrellas españolas como Zeltia, en el caso de los Estados Unidos. Una opción, como explica Bonachera, que garantiza un crecimiento independiente y sostenible de manera simultánea.
  4. Búsqueda de financiación a través de las estrategias de in-licensing, de las que ya hablamos en otra entrada en el blog, y podéis ver aquí.
  5. También el capital riesgo, de gran importancia fuera de nuestras fronteras para las compañías biotecnológicas, es otra estrategia de obtención de recursos económicos. Sin embargo en nuestro país, aunque la biotecnología represente el tercer lugar en número de operaciones de capitales riesgo, justo detrás de la informática y de los productos y servicios industriales, ocupa la duodécima posición en cuanto a volumen de inversiones, quizás por nuestra elevada percepción del riesgo.
  6. La última estrategia de financiación (de un grupo reducido de empresas biotecnológicas en España, es cierto) es tratar de salir a Bolsa. Algunas lo hacen a través del mercado secundario, como en el caso de Zeltia o Puleva Biotech. Otras, cuyo capital es más reducido, utilizan la vía del reciente Mercado Alternativo Bursátil. El MAB, creado en 2008, está supervisado por la propia Comisión Nacional del Mercado de Valores, y es un mercado al que pueden acceder únicamente compañías que sean sociedades anónimas, y que sirve tanto para valores europeos como latinoamericanos. Actualmente cotizan en el MAB empresas como AB-Biotics, Bionaturis, Neurón, Medcomtech y Euroespes, como representantes del sector bio-.

Es decir, por el propio carácter de las principales empresas biotecnológicas, encuadradas en un "sector pequeño pero sólido y maduro hasta el momento", como reconocía Carmen Vela, su estrategia no se basa en la creación, desarrollo y comercialización de un producto biofarmacéutico, sino que juegan un papel más extraño (pero fundamental), al servir de pieza clave en el engranaje complicado de la industria farmacéutica. 

La biotecnología abre nuevas posibilidades al ofrecer terapias dirigidas, y a veces, el estar en el medio de todo, pero sin despegar con "grandes titulares" hace que veamos su desarrollo con bajo porcentaje de éxito. ¿Cómo podríamos mejorar nuestras estrategias de desarrollo, de inversión y de alianzas? ¿Seremos capaces de ser la pieza que le faltaba al gran puzzle de las big pharma?






lunes, 24 de septiembre de 2012

El teléfono escacharrado de la Biotecnología

Hace unos días un colega biotecnólogo, Gerard Caelles, publicaba en su blog una entrada sumamente interesante, que me dio que pensar. Se titulaba "La compra-venta de expectativas" y en ella hablaba de las empresas del sector biotecnológico-farmacéutico como "máquinas de quemar dinero sin la certeza de generar ningún retorno". Aunque Gerard nos hablaba de forma específica de la Biotecnología roja, sector dedicado a la salud, creo que sus ideas pueden ser extrapoladas a otros ámbitos del sector biotecnológico.

En efecto, en Biotecnología "jugamos con expectativas". A veces, incluso utilizamos de forma incorrecta (y hasta abusiva, me atrevería a decir) las estrategias de comunicación. Como ejemplo el titular que La Razón daba en abril de 2009:

Figura 1 - Propaganda en los titulares sobre Biotecnología. Fuente.
¿Es la Biotecnología el remedio contra el hambre? ¿Podemos acabar desde la poyata del laboratorio con el sufrimiento diario de miles de personas? La respuesta es obvia: no. Si se pudiera, lógicamente, ya se habría hecho. El problema radica en depositar una excesiva confianza en una tecnología que aun habiendo ofrecido resultados tangibles en muchas aplicaciones, sigue careciendo de resultados en otros sectores (vendiendo expectativas, como bien afirmaba Gerard), y que además no goza de una buena estrategia de comunicación. 

Un ejemplo clásico es el de la Biotecnología alimentaria. El debate que los organismos modificados genéticamente (comúnmente llamados transgénicos) ha suscitado no es nuevo. Por ejemplo, hace unos días se publicó un polémico artículo de Seralini donde indicaba la posible toxicidad de los transgénicos en ratas, investigación cuestionada por el diseño del propio estudio en Amazings o Biotecnoblogos. Sin embargo, la polémica está ahí en la calle. De nada sirve que una gran mayoría de científicos apueste por la seguridad de este tipo de alimentos, el rechazo social es palpable. De los encendidos debates de los años noventa entre Jorge Riechmann y Daniel Ramón, me quedo con que una gran parte de la sociedad rechaza los alimentos transgénicos por "miedo" (en el Eurobarómetro de 2010, sólo un 27% de la ciudadanía los consideraba seguros). 

Figura 2 - Concentración en contra de la agricultura transgénica. Fuente.

Los problemas de comunicación de los alimentos transgénicos no son novedosos, sin embargo. La gestión de la comunicación, en general, en la industria alimentaria es problemática. Nos preocupa lo que comemos: hemos pasado de morirnos de hambre tras la postguerra a aplicar el principio de seguridad y precaución en todo aquello que nos llevamos a la boca. Desde el aceite de colza, pasando por el problema de las vacas locas, la gestión de la comunicación en las crisis alimentarias siempre ha sido deficiente. ¿Cómo no iba a serlo la difusión de unos alimentos manipulados genéticamente? La deriva de histeria colectiva (y su posterior locura reflejada en una legislación comunitaria sin sentido y caótica sobre  aquellos aspectos relacionados con la comercialización, la liberalización al medio ambiente y la autorización como alimento o pienso, como bien analizan aquí) ha hecho que Europa pierda el tren de la biotecnología alimentaria. 

El rechazo social evidente que vivimos hoy hacia los alimentos transgénicos es fruto, a mi juicio, de los problemas de comunicación de 1996 y 1997. En esos años, los científicos, encerrados en sus cómodas torres de marfil, no vimos ni supimos ver que la divulgación de la I+D que realizamos en los laboratorios es más importante de lo que pensamos. No supimos explicar el balance beneficio/riesgo de los transgénicos, y el debate sobre estos alimentos se trasladó de forma única a los intereses de lucro que las grandes multinacionales (Monsanto, Syngenta, BASF, por citar algunas) tienen sobre el tema. El debate científico se contaminó con intereses económicos y hoy no importa si los transgénicos cuentan con un abrumador apoyo de las autoridades de investigación, sino las ganancias que cualquier empresa puede sacar de ello. 

El teléfono escacharrado de la Biotecnología (o nuestra mala estrategia de comunicación) en alimentación ha servido para dar una visión sesgada y muy poco científica de las propias aplicaciones de los transgénicos.    Como ejemplo nos sirve el bloqueo que Greenpeace propone sobre la investigación en arroz dorado que comentaba hoy mismo José Miguel Mulet en su blog

  • La percepción pública como aspecto informal
  • La opinión que reflejen los medios de comunicación como base formal
  • La regulación política de la propia industria
Si no somos capaces de reparar nuestro teléfono escacharrado, es decir, si no conseguimos mejorar el primer y segundo vértice del triángulo de la comunicación en Biotecnología alimentaria, seguiremos asistiendo a una mala e ineficiente regulación jurídica de nuestra industria, lo que conllevará grandes problemas económicos y sociales. La pelota está en nuestro tejado, ¿podremos conseguirlo?


jueves, 13 de septiembre de 2012

¿Qué significa la innovación abierta?

En varias entradas anteriores de este blog hemos tratado sobre la necesidad de innovar. El cambio que se supone deben tener en mente empresas e instituciones es, sin embargo, mucho más complejo. Sin embargo, la dificultad que atañe ser innovador no está reñida con ser una compañía pequeña. Lo explica muy bien Javier García, de Sintetia, en el siguiente post. "Never fail to fail" debería ser la máxima que todos deberíamos tener en mente si queremos de verdad dar un grio estratégico a la dirección de nuestras empresas y centros investigadores y tecnológicos.

Figura 1 - Definición de innovar. Fuente.


La innovación en las empresas pasa necesariamente por controlar estrictamente los procesos operativos, realizar una buena gestión y ajustar los márgenes de beneficios, adaptándose siempre a las necesidades del mercado y de la propia compañía para seguir creciendo. Si centramos los objetivos innovadores desde la perspectiva pública, la estrategia innovadora, definida en España bajo la Estrategia General de Innovación E2I, presenta tres grandes fines cuantitativos:
  • Que la inversión privada en I+D en 2015 sea de 6.000 millones de euros más que en 2009
  • Que en el período 2010-2015 haya el doble de empresas innovadoras, aumentando su cifra hasta 40.000 más.
  • Que haya medio millón de empleos de media y alta tecnología más entre 2010 y 2015.
    Figura 2 - Objetivos innovadores del Ministerio de Economía y Competitividad para el período 2010-2015. Fuente.
En esta necesidad doble de cambio por parte de nuestras empresas y Administraciones, encontramos la definición del Profesor Henry Chesbrough, de la Universidad de California, Berkeley, de "innovación abierta". Una estrategia basada en la open innovation pasa necesariamente por cambiar la forma de entender nuestras empresas y centros de I+D:

"Open innovation is a paradigm that assumes that firms can and should use external ideas as well as internal ideas, and internal and external paths to market, as the firms look to advance their technology."
 La innovación abierta pasa por la colaboración real entre el sector público y el privado, compartiendo conocimiento y tecnología, pero asumiendo también de forma conjunta los riesgos y beneficios que cualquier proyecto tiene. Así se consigue, entre otras cosas, reducir los tiempos y costes de los proyectos de I+D, captando soluciones interesantes desarrolladas en los centros de investigación, que pueden suponer brillantes ideas en el mercado. Mediante los procesos de licensing-in y technology-in, haremos que nuestras empresas capten innovación de las entidades investigadoras. A través de la transferencia de tecnología, y las variantes inversas de licensing-out y technology-out, podremos comercializar las invenciones desarrolladas en nuestros institutos de investigación y Universidades, que asimismo pueden refinanciar su trabajo a través de estas vías.


Figura 3 - Generar riqueza y valor a través de las ideas e innovaciones. Fuente.

Esta misma semana hemos conocido un proyecto español de open innovation, basado en un acuerdo de colaboración entre el Parc Cientific de Barcelona y dos empresas de base biotecnológica, SOM Biotech y Metasbio. Esta unión se basa en compartir el conocimiento generado a través de la Plataforma Drug Discovery, para buscar nuevas aplicaciones de veinte fármacos ya conocidos (lo que se conoce en inglés como "repurposing") en enfermedades relacionadas con Oncología, Sistema Nervioso Central y huérfanas. La estrategia permitirá reducir los costes de recursos económicos, temporales y humanos que el proceso de desarrollo de fármacos conlleva, como ya comentamos anteriormente. Con esta colaboración, se buscará hacer más con menos: utilizando la plataforma bioinformática financiada a través de la agencia catalana ACC1Ó y asegurando la unión de las tres entidades (una pública y dos privadas) gracias al Programa Innocash de la Fundación Genoma España.

En un contexto como el actual, donde la crisis afecta enormemente al sector farmacéutico y biotecnológico, y cada vez se reducen más las ayudas a la investigación pública, ¿consideráis la innovación abierta como una buena estrategia? ¿Cómo repercutirá este sistema en la regulación de las patentes y la generación de conocimiento y tecnología? ¿Sabremos redefinir nuestras líneas de trabajo y lograr una mejor colaboración público-privada?


martes, 4 de septiembre de 2012

Septiembre: el mes de la Biotecnología

Hoy se inaugura en Valencia, tal y como difundía la Asociación de Biotecnólogos de la Comunidad Valenciana en su web hace unos meses, la Semana Europea de la Biotecnología. Estas Jornadas, organizadas por la European Biotechnology Thematic Network Association, cuentan con el apoyo de la Universidad Politécnica de Valencia, a través de la ETSIAMN y del propio Departamento de Biotecnología. José Miguel Mulet nos contaba a finales de julio en su blog cuál iba a ser el programa final de este evento, que promete trasladar los mejores avances desde la poyata de laboratorio hasta el gran público. Entre otras temáticas, estas Jornadas destacarán la relevancia de la Biología Molecular, la Bioinformática, la Farmacología o la Bioenergía para entender la importancia que el sector biotecnológico tiene en áreas tan relevantes como nuestra salud, el medio ambiente, la alimentación o la agricultura y ganadería.

También se inaugura esta semana en Sevilla el Congreso de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (SEBBM), conjuntamente con el primer encuentro que se celebra en nuestro país de la Unión Internacional de Bioquímica y Biología Molecular y la Federación Europea de Sociedades de Bioquímica. Este evento, de gran tradición histórica en nuestro país por su relevancia científica, es de una trascendencia más que notable, al contar con la participación de seis científicos galardonados con el Premio Nobel. Entre ellos destaca Ada Yonath, quien visita nuestro país por tercera vez en este año, al haber sido la ponente inaugural del ya mencionado VI Congreso de FEBiotec, BAC2012 y haber participado en el Campus Nobel del CEICS de Tarragona el pasado mes de julio.

Como podemos observar, este mes viene repleto de eventos en el calendario del sector biotecnológico. A los ya citados congresos de carácter científico, la Asociación Española de Bioempresas (ASEBIO) une sus esfuerzos para organizar en la tercera semana de septiembre la sexta edición de BioSpain 2012, donde también tendrá lugar el Congreso de la Sociedad Española de Biotecnología (SEBiot), Biotec2012. En contraposición con los eventos de carácter científico, BioSpain pretende centrar sus esfuerzos en la industria biotecnológica, con expositores para las empresas del sector, sesiones de networking, foros de inversión, partnering y transferencia de tecnología, así como un Foro de Empleo y Formación, donde colabora la Federación Española de Biotecnólogos, que pretende ser un punto de encuentro para que los jóvenes profesionales puedan encontrar oportunidades laborales en un sector que requiere un alto grado de especialización. Un marco, sin duda excelente, para conseguir que la oferta y la demanda de la industria biotecnológica interrelacionen y esos frutos sigan permitiendo el crecimiento del sector, como bien exponían en los informes sobre el estado de la Biotecnología en nuestro país la Fundación Genoma España y la propia ASEBIO.

Todos estos datos vienen a confirmar, como ya han demostrado anteriormente diversos estudios, la relevancia científica que en nuestro país tiene el sector biotecnológico. A pesar, sin duda, de la mala salud de nuestras Universidades y centros de investigación, que cuentan con recortes económicos muy duros, y que ya partían de una situación realmente mala en los ranking internacionales. La importancia que capitalice la industria, apoyada hasta ahora de manera fundamental por la Administración pública, determinará sin duda el papel que la Biotecnología pueda jugar en nuestra cultura innovadora. BioSpain 2012 será un buen termómetro del estado actual del sector, y de su importancia futura en España. Las cartas están sobre la mesa, ahora sólo hace falta saber jugarlas en un contexto de crisis socioeconómica realmente complicado a nivel nacional y comunitario.



jueves, 30 de agosto de 2012

Estructura molecular de la innovación

Cuando en 1953 James Watson y Francis Crick publicaron el famoso artículo "Model structure of nucleic acids: A structure for deoxyribose nucleic acid" en Nature, nadie suponía que una estructura en doble hélice pudiera dar para tanto. Desde aquella época, se considera a la doble hélice como el símbolo de los avances en Biología molecular y Biotecnología. Muchas de las entidades relacionadas con el sector biotecnológico, como la propia Young European Biotech Network, la Asociación de Biotecnólogos de Valencia o la Asociación de Biotecnólogos de León, llevan en su logo la propia figura mítica en doble hélice del ADN. También utilizaba el mismo diseño la última edición del Congreso anual de la Federación Española de Biotecnólogos, BAC2012.
Figura 1 - Artículo en Nature donde Watson y Crick proponían la estructura  en doble hélice del ADN. Fuente. 

A menudo, cuando hablamos de la famosa ecuación "I+D+i", podemos preguntarnos qué sentido tiene introducir una tercera letra, correspondiente a "innovación". Precisamente al comenzar este blog aludíamos a la necesidad de convertirnos en una economía basada en el conocimiento, que generara valor y riqueza no sustentándose en el típico binomio "ladrillo y sombrilla", sino apostando por la poyata del laboratorio. La competitividad, como reclamaba Carmen Alcaide, Ex-Presidenta del INE en 2009, es "lo único que podía permitirnos alcanzar el crecimiento potencial necesario para la creación de empleo". Añadía que "sólo aquellos sectores que se habían esforzado en innovar, conseguían salvar mejor los momentos de crisis".

Resulta difícil, sin embargo, definir qué es exactamente la innovación. En el Libro Verde de 1995 sobre Innovación, la Comisión Europea habla de ella en los siguientes términos:
"it involves the transformation of an idea into a marketable product or service, a new or improved manufacturing or distribution process, or a new method of social service"
Si estudiamos la innovación como proceso de tareas y no como resultado de las mismas, desde un punto de vista económico encontramos diversas teorías sobre cómo se genera la innovación. Los dos primeros  modelos (Technology-push y Market-pull) se diferencian en la fuerza qué determina el propio cambio innovador: si la propia investigación que genera nueva tecnología o la demanda en el mercado.

Figura 2 - Dos modelos básicos sobre innovación. Fuente
Ambos como observamos en la imagen corresponden a modelos lineales, aunque existen otros también importantes dentro de la Teoría económica (tales como los modelos por etapas, integrados, en red, mixtos o interactivos).

Por su impacto en el sector biotecnológico y farmacéutico, destacaremos uno: el modelo en triple hélice desarrollado en 1997 por Etzkowitz y Leydesdorff. Más allá de la famosa estructura de Watson y Crick, esta figura podría ayudarnos a entender qué significa la "innovación" en la actualidad. El modelo de triple hélice significa un cambio radical en el modo de entender cómo innovamos. Pasamos de una perspectiva lineal a enfocar el cambio como necesidad de la unión entre la Universidad, las empresas y las Administraciones públicas.


Figura 3 - Modelo de innovación en triple hélice. Fuente
Si atendemos a la aplicación de los modelos económicos e innovadores de las tres regiones más importantes en cuanto a protección de invenciones (Estados Unidos, Japón y Unión Europea), veremos que su forma de aplicar la "triple hélice" ha sido realmente diferente. En EEUU, por ejemplo, tras la promulgación de la Ley Bayh-Dole en los ochenta, se promovió mucho la relación Universidad - empresa, eliminando la mayor parte de trabas burocráticas que impedían la innovación. Como consecuencia, se generaron entre las décadas de 1980 y 1990 más de 250.000 empleos, con una riqueza de treinta mil millones de dólares.  

Gracias a esta Ley, en EEUU hay mucha mayor flexibilidad en cuanto a la patentabilidad y comercialización de invenciones por parte de Universidades, organizaciones sin ánimo de lucro y pequeñas compañías, aun cuando recibieran fondos públicos. Asimismo, permitió generar incentivos al sector privado mediante el desarrollo de licencias exclusivas por parte de las Agencias federales. Todo ello unido a una menor rigidez a la que estamos acostumbrados en nuestro país, en cuanto a generación de empresas, movilidad de investigadores o la introducción de capital riesgo en líneas de I+D.

Figura 4 - Imagen sobre el modelo de innovación en triple hélice. Fuente.

En Japón, sin embargo, la triple hélice no tenía un mayor peso privado. Debido a que este sector y el capital riesgo no apoyaron demasiado la I+D, Japón se vio obligado, a través del Estado, a financiar parte de la investigación y apoyar el desarrollo innovador.

En Europa, como ya hemos comentado en entradas anteriores, no contamos ni con fortaleza en nuestro sector público ni con grandes inversores que apuesten por la I+D en el sector privado. Ello se debe, salvo en casos muy aislados, como pueden ser Reino Unido y Alemania, a una legislación mucho más restrictiva que en Estados Unidos en cuanto a la generación de innovación, además de contar con un sistema universitario, en general, mucho más inmovilista. En cuanto al capital riesgo, a pesar de que en España el sector biotecnológico se situaba en tercer lugar en número de operaciones, su posición bajaba hasta la duodécima en cuanto a volumen de operaciones de capital riesgo, debido a nuestra percepción histórica elevadísima del riesgo, aun teniendo en cuenta el potencial versátil e innovador de la Biotecnología.
Figura 5 - Metáfora para principiantes para entender qué es el capital riesgo. ¿Germinará nuestra semilla económica? Fuente.

Por último, me gustaría lanzar unas ideas para reflexionar. ¿Qué falla en nuestra cultura innovadora? Apuntaba hoy J. Echevarría, en el curso de verano "Ciencia y Democracia" de la UPV-EHU, como citaba @JosePichel en Twitter que "la cultura científica es diferente de la cultura de la innovación que prioriza el bien económico". ¿Hacemos bien en separarlas? ¿Podríamos caer en el error de priorizar únicamente las líneas de investigación aplicadas (al menos a corto plazo), como comentaba luego @Diplotaxis? ¿Deberíamos contar, como apuntaba hace tiempo @erreuvedos, a raíz de este artículo, con especialización a la hora de innovar en nuestras empresas (e incluso en nuestras instituciones, añado yo)? ¿Qué tenemos que cambiar para ser innovadores, conseguir ser competitivos y generar empleo? ¿Qué falla en nuestra triple hélice? Y por último, ¿cómo nos afectará el crecimiento de países como China, Brasil e India, que hasta ahora no habían sido considerados en los análisis clásicos sobre innovación? 


viernes, 24 de agosto de 2012

El bueno, el feo y el malo

Lydia Molina, periodista especializada en temas sociales, escribía el pasado 22 de agosto en El Diario un artículo titulado "¿Por qué el precio del tratamiento contra el sida ha bajado un 99%?" En él tras hacer una buena exposición de la legislación que rodea al polémico caso de las patente del Glivec de Novartis en la India, seguía la típica fórmula "Buenos vs Malos". La industria farmacéutica, en este caso la potente Novartis, es la malvada multinacional, y la India, también conocida como "farmacia del mundo en desarrollo", el bueno de la película.

Las cosas no son tan fáciles como en principio se plantean en el artículo. Tendemos a observar la realidad en blanco y negro, cuando muchas veces los grises son tan difusos que hace que perdamos de vista datos importantes. Entre otros, deberíamos tener en cuenta:

- La industria farmacéutica tarda una media de 10-12 años en sacar una nueva molécula al mercado, con un coste asociado de mil millones de dólares*, como afirma Janet Woodcock, Directora del CDER/FDA, entre otros muchos análisis. La duración de la patente de veinte años garantiza un margen de tiempo para que la industria pueda recuperar la inversión ingente (en tiempo y dinero) realizada en I+D (no olvidemos que el sector farmacéutico es el que más invierte en investigación).

Figura 1 - Desarrollo de un fármaco: costoso en tiempo y en dinero. Fuente.

- La crisis del sector farmacéutico se hace cada vez más evidente. Las grandes compañías farmacéuticas depende en exceso de los llamados blockbusters, cuya patente en muchos casos está a punto de expirar, lo que hace peligrar los ingresos de las propias empresas, planteándose que se hace necesario un cambio de perspectiva desde el propio sector. Asimismo, las exigencias para desarrollar fármacos y aprobarlos son cada vez más exigentes, lo cual es una buena noticia, lo que hace que aumenten aún más los costes para fabricar medicamentos.

- Las reglas sobre propiedad industrial (de forma específica, las patentes) representan un mecanismo importante y necesario para garantizar que un inversor decida perder tiempo y dinero para que en diez o doce años podamos contar con un nuevo fármaco en el mercado. La exclusividad es necesaria, y por ahora, no existen métodos alternativos de fomentar la I+D en el sector farmacéutico de forma directa y a corto plazo. Sin embargo, la regulación sobre las patentes aún no ha sido armonizada a nivel internacional, sino que sigue dependiendo del derecho nacional. El Acuerdo sobre los ADPIC y la Declaración de Doha, a pesar de ser importantes, no suponen un marco común de regulación de las patentes a nivel internacional, pero ofrecen:

1) Requisitos comunes sobre la patentabilidad de las invenciones;
2) Posibilidad de que un país pueda emitir una licencia obligatoria en caso de declararse una emergencia de salud pública, por epidemia de sida, tuberculosis, paludismo y malaria.

- India tiene en efecto una potente industria de genéricos, pero no un sistema público de salud que cubra el coste de los medicamentos de sus pacientes, como ocurre en gran medida en nuestro país. India se ve desde Occidente como un país competidor, ya que copia las fórmulas que tanto dinero y tiempo le cuestan a nuestras empresas para venderlas a un precio más barato. La receta es fácil: nosotros invertimos en I+D y dedicamos un tiempo y esfuerzo enorme en sacar adelante un fármaco y luego, al no haber una regulación internacional clara, cada empresa intenta sacar el máximo beneficio posible. No nos engañemos, la industria de genéricos también busca beneficios, igual que las multinacionales farmacéuticas (nota: Novartis también tiene intereses propios en la propia industria de genéricos, al ser propietaria de Sandoz).

Figura 2 - La salud es un negocio muy rentable para todos. Fuente.

- India aceptó las reglas de juego del sistema de patentes a nivel internacional "pero a su manera". A pesar de ser una potencia emergente, que en 2007 presentaba una previsión de crecimiento de su PIB del 8% hasta 2020, no ha utilizado esas buenas perspectivas económicas en pro de sus ciudadanos. Más de siete mil personas en India necesitan el fármaco por el cual ahora se litiga (Glivec). Este medicamento cuesta, según datos de Farma Mundi, 2.500 dólares por paciente al mes en India, mientras que sus versiones genéricas disminuyen su precio radicalmente, hasta llegar a los 175 euros.

- Contando sólo con cifras, es fácil asumir que los malos de la película son los malvados empresarios de las multinacionales farmacéuticas. Sin embargo, sería bueno plantearnos que el precio del medicamento genérico de Glivec, puesto por empresas indias, es cinco veces superior al salario medio anual de los ciudadanos de la India. Y que las malvadas empresas farmacéuticas quizás no sean tan malas, pues en este caso Novartis desarrolla un Programa Internacional de Asistencia al Paciente Glivec, que permite que el 99% de los pacientes en India que lo necesitan, lo reciban gratis. ¿Entonces a quién protege la India: a sus empresas o a sus enfermos? Juzguen ustedes mismos, pero los datos, en principio, son bastante orientativos.

La cuestión que nos debemos plantear realmente, tanto en el caso Glivec, como en otros tantos que afectan a la industria farmacéutica, es que no existen blancos ni negros, sino grises difusos. Y ante problemas reales, que afectan a ciudadanos reales, debemos buscar soluciones reales. Es decir, en el fondo el caso Glivec no es más que una lucha entre empresas (multinacionales farmacéuticas vs empresas de la India amparadas por su Gobierno), en el que al final los que acaban perdiendo son los ciudadanos. Deberíamos concienciarnos y dar solución y alternativas, intentando disminuir el fortísimo gasto en I+D que la industria farmacéutica ha de asumir (con estrategias como la denominada open innovation, de la que hablaremos más adelante) y buscando, de manera prioritaria, el bienestar y la protección de la salud de las personas. De lo contrario, más que una lucha entre buenos y malos, nos encontraremos con un problema muy feo: no garantizar el desarrollo de la mejor calidad de vida posible y la protección de la salud de la sociedad.

* NOTA: Como bien me aclara Mercè Piqueras (gracias por la corrección y por pasarte por el blog), a pesar de que las diapositivas de Janet Woodcock hablan de "1B$", lo que en inglés americano es "un billón" corresponde a "mil millones" en inglés británico.

martes, 21 de agosto de 2012

No por mucho patentar...

Ayer leía en El País una interesante reflexión de Andrés Oppenheimer sobre la situación de la innovación tecnológica en Latinoamérica. Tras la publicación del Índice Global de Innovación 2012, ningún país, salvo Chile, figuraba entre los cincuenta líderes mundiales en innovación.

Entre los parámetros que comparaba el ranking, se encontraba, además del número de patentes registradas en cada país, las inversiones en I+D y el clima empresarial y regulatorio. España, en este índice que viene siendo realizado por la OMPI e INSEAD desde 2007, se sitúa en la posición vigésimo novena. Y en una situación de crisis como la que vivimos, no paramos de oír aquello de "basar nuestra economía en el conocimiento" y "apostar por la "I+D+i". ¿Qué significa todo esto?

Cuando leí mi tesina, que trataba sobre las propiedad industrial en Biotecnología, dije algo que provocó las risas de algunos de los asistentes a la defensa: "No por mucho patentar, innovamos más temprano". Aquella frase resumía las ideas que planteaba el biotecnólogo Daniel Ramón hace unos meses en una entrevista, donde criticaba la excesiva dificultad existente en la transferencia de conocimiento y tecnología. Decía Ramón, muy acertadamente, que "una empresa tecnológica no era sólo tener un CIF, sino funcionar, tener clientes reales, generar empleo y dar beneficios". Innovar por tanto, no se basa sólo en pedir más patentes o crear un mayor número de empresas spin-off. Se trata de conseguir licenciar nuestras invenciones, hacer que sirvan para algo, generar alianzas estratégicas, internacionalizarnos. No se trata de innovar más, se trata de innovar mejor.

Los datos que ofrecía la Fundación Genoma España en su "Informe sobre la relevancia de la Biotecnología 2011" pueden resultar esclarecedores. A pesar de que tenemos un buen "equipo científico", que con los recursos económicos de los que dispone hace verdaderos malabarismos, España no se encuentra en la Champions League de la innovación.

Figura 1 - Evolución del número de patentes biotecnológicas solicitadas a la USPTO en 2000 y 2010. Fuente.

Decíamos antes que no se trata de cambiar radicalmente nuestro discurso y pasar de ser un país con una tasa de solicitud de patentes ante la Oficina norteamericana (USPTO) del 1,5% en 2010 a hacer crecer estos valores a porcentajes mucho más elevados. A pesar de las críticas que muchos lanzan sobre la protección de la actividad inventiva, en el reciente BIO International Convention, celebrado en Boston (EEUU), se presentó un informe que demostraba cómo las patentes ayudaban a la innovación, y no retrasaban las investigaciones.

Sin embargo, como decíamos anteriormente, "no todo ha de basarse en patentar". Por una parte porque la patente tiene un coste económico considerable, y hay que evaluar siempre en todo caso que sea la mejor estrategia para proteger nuestra invención. Por otra, debemos garantizar que la exclusividad que nos genere la patente sirve realmente para algo. A pesar de esto, hay indicios de que puedan estar cambiando las cosas, ya que las licencias de patentes desde los centros públicos a las empresas en nuestro país crecieron en un 43% de 2000 a 2010 según Genoma España. 

Como veíamos en los datos que nos ofrecía el Índice Global de Innovación, la tercera variable de la famosa ecuación "I+D+ì" no se basa en exclusiva en el registro de solicitudes de patentes ante las Oficinas nacionales, bien la OEPM en España, la USPTO en Estados Unidos o la protección por la vía europea. El ranking estudia como variables dos cuestiones muy importantes "las inversiones en I+D y el clima regulatorio y empresarial".

En este sentido, y tras el recorte del 25% en los presupuestos en ciencia para 2012, España puede haber retrocedido años en su esfuerzo por mejorar en innovación. Así los científicos alertaban de que los tijeretazos en I+D se pagan muy caro, provocando la fuga de nuestros cerebros más brillantes o el cierre de centros y líneas de investigación punteros. La propia Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) alertaba del peligro que suponía que el sistema de I+D sufriera un colapso en 2013.

Figura 2 - Protestas de investigadores ante la Secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación. Fuente.

Por último, el estudio nos traslada la necesidad de contar con un buen clima empresarial y regulatorio. Respecto al primer parámetro, la Asociación Española de Bioempresas (ASEBIO) recogía en su Informe 2011 la continuación de los datos positivos para el sector, aún en el contexto de crisis en que nos encontramos. La industria biotecnológica ha incrementado su importancia hasta llegar a las 1715 empresas, empleando a más de ciento sesenta mil trabajadores, y generando una facturación de más de 60.000 MM €. El sector, aunque continúa siendo pequeño, sigue creciendo a pesar de la crisis, lo que siempre supone una buena noticia.

Por el contrario, el clima regulatorio sobre el sector biotecnológico no arroja tan buenas perspectivas. Las continuas idas y venidas de la Unión Europea en cuanto a la regulación de los transgénicos, ha impedido que la Biotecnología verde, un campo donde hasta hace unos años éramos punteros, se desarrollara al máximo, frenando uno de los polos más importantes de innovación del sector biotecnológico, por motivos muy alejados del terreno científico. Asimismo, tampoco hemos sido capaces de promover una innovación fuerte a nivel comunitario: un síntoma muy claro fue el tiempo que costó aprobar (y posteriormente introducir en el Derecho a nivel nacional) la normativa europea sobre patentes. Y a pesar de ello, aun no contamos con la figura de la patente comunitaria, lo que está frenando y mucho nuestro crecimiento. No contentos con eso, la regulación de la protección de las invenciones biotecnológicas, a través de la Directiva 98/44/CE, continúa sin ser clara del todo, como refleja la reciente polémica sobre las patentes de células troncales embrionarias humanas, de la que hablaremos en otra ocasión.

Figura 3 - Como diría Ortega y Gasset, "Sólo es posible avanzar cuando se mira lejos, sólo cabe progresar cuando se piensa en grande". Fuente de la imagen.

En resumen, innovar, lejos de resultar sencillo, significa combinar en la balanza una actitud proactiva como investigadores y empresarios (e incluso, me atrevería a decir que como sociedad), una adecuada y bien gestionada inversión en I+D, y un buen clima socioeconómico, que nos permita que la ecuación I+D+i genere beneficios, cree empleos y nos haga ser más productivos. La no existencia de un adecuado equilibrio en todas estas variables provocará, sin dudas, que España retroceda en puestos en el Índice Global de Innovación de 2013. Esperamos, por el bien de todos, que eso no suceda.

lunes, 20 de agosto de 2012

Bienvenida

Tuve una profesora en primero de carrera, en la Universidad de León, que decía que la Biotecnología era, en dos palabras, corte y confección. Y lo cierto es que la metáfora se aproxima bastante a la realidad, teniendo en cuenta los extraordinarios avances de la Biología molecular y la Ingeniería genética desde los años setenta del siglo pasado.

La recombinación, entendida tanto como proceso natural, como una importantísima técnica de laboratorio, nos sirve para crear, a partir de materiales genéticos diferentes, piezas nuevas.

Figura 1. Proceso físico de recombinación. Fuente.

Con nuestra recombin·acción intentaré divulgar sobre las diferentes vías en las que nuestra I+D se proyecta. Y es que las diferentes áreas donde se desenvuelve el sector biotecnológico y farmacéutico hace que su recombinación genere, igual que en la poyata de laboratorio, cambio, o lo que es lo mismo, innovación. Desde este blog abordaremos la actualidad de ambas industrias, con grandes aplicaciones en salud humana y veterinaria, agricultura, alimentación, ganadería, minería, informática o medio ambiente, entre otras muchas.

Bienvenido y gracias por pasarte.